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miércoles, 19 de enero de 2011

El Retorno a la Unidad.




Este mensaje peregrina hermanando. Se mueve recordando, en cada corazón, la excelsa visión que nos condujo a esta instancia planetaria. Por eso hoy, cuando sus claras palabras crucen el umbral de tus ojos, ya nada será igual. La angustia y el dolor le darán paso al amor, el llanto se transformará en risa y volverás a disfrutar de tu paso por la Tierra. Bendito es el transmutador encanto de este esperado momento, donde nuestros espíritus celebran el retorno a la Unidad.

Esta imagen simboliza la luminosa esencia dorada de aquello que nos animó a encarnar, para peregrinar sembrando nuestras semillas más puras. Contemplala. No hay lágrimas, violencia, odio ni rencor. Tampoco hay divisiones. Reina una bella armonía, que genera un conmovedor silencio. Se siente la paz y el amor que emana el corazón despierto, al develar el mágico juego evolutivo que alberga la ilusión de la separación. Somos Uno. Conscientemente ya lo sentimos.

Al ver desde la perspectiva del alma, comprendemos que todo lo experimentado fue perfecto. Necesitamos de un entorno dual intenso, con marcadas diferencias vibratorias, para reconocer el punto medio donde mora el equilibrio. Necesitamos de la oscuridad para apreciar la luz y del abismo para dirigir los ojos hacia nuestro cielo interno. Cada ocasión que supusimos negativa o adversa nos fortaleció, impulsándonos a volar y a sentir de una manera más franca y profunda.

Volvernos conscientes de la Unidad implicó fragmentarnos para redescubrir la reluciente gama que integra nuestra esencia divina. Vivir nos permitió compartir para internalizar lo aprendido. Así fuimos creciendo, y fue en ese crecer que pudimos comprender lo que en verdad sucedía: estábamos recordando lo que ya era sabido, pues todo emana de la misma Fuente inmaculada, a cual regresamos tras despertar, abrazar y amar a nuestra propia sombra que estaba recluida.


Al desvanecerse la ilusión, veo en tu corazón al mío y sonrío. Internamente sé que el amanecer del nuevo Sol nos encontrará unidos. ¿Quién podrá dañar, juzgar o marginar, si es capaz de ver que a quien hiere, lastima o discrimina es a uno mismo? ¿Quién se atreverá a mantener vivo el rencor si siente que perdonando se ama y sana por dentro?


Te siento... Te amo. Vibramos en la misma trama que hoy nos abriga y hermana, al volvernos conscientes del retorno a la Unidad.

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